“PINCHARRATA”: APODO DE RAÍCES OLAVARRIENSES

 

Felipe Montedónica nació en Olavarría en 1898 y antes de entrar en la adolescencia, en la búsqueda de un mejor porvenir, sus padres decidieron emigrar. El destino elegido fue La Plata.

En nuestra ciudad, de niño, poco contacto tuvo con un incipiente fútbol. Cuando se radicó en La Plata, Estudiantes tenía muy pocos años de vida (nació en 1905) y Felipe rápidamente se convirtió en un fanático, pero recién a los 17 años le fue permitido acompañar al equipo.

“Los padres de ese entonces no dejaban salir a sus hijos chicos a ninguna parte. Salíamos sólo para ir a trabajar, porque eran tiempos muy duros aquellos”, contó en la única entrevista que dio en 1980, a Raúl Andrioli, corresponsal en La Plata del Diario «El Tiempo» de Azul.

 

TRABAJO DURO Y A LA CANCHA
Arrancó vendiendo frutas, en forma ambulante, cuando apenas tenía 12 años. «Yo tenía un hermano chico, con el que trabajaba en el Mercado. Como había allí muchas ratas, mi hermano y yo las corríamos con un pinche, con un tenedor grande. Y fue así, por esas cosas de chicos, que tanto a él como a mí nos pusieron el sobrenombre de pincharrata», relató.

Al ir seguido a la cancha de Estudiantes, ese apodo se fue trasladando a los demás simpatizantes…y quedó en la historia. Además, de gran talla (casi 2 metros) desde pibe, rápidamente Felipe era visible entre los simpatizantes.

Concurría siempre en condición de local, y cada vez que podía iba a las canchas alrededor de la provincia, en tren y con una banda de más de un centenar de fanáticos. Con el correr del tiempo lo fueron reconociendo cada vez más hinchas, y el mote de «pincharrata» se extendió al grueso del pueblo albirrojo.

Montedónica fue lustrabotas, embolsador harinero y aceptó cualquier changa que se le ofreciera. Nunca jugó al fútbol. Su rito fue siempre ir a la cancha y a veces la cosa se complicó. “Recuerdos tengo varios, inclusive de peleas callejeras muy bravas, no porque me gustara pelear le aclaro, yo buscaba siempre disparar porque siempre me gustó divertirme sanamente pero nunca me habré de olvidar, en Avellaneda, en un encuentro que hubo con Independiente. Le ganamos 4 a 2 y nos sacaron corriendo. Ellos eran como 500 y nosotros apenas si llegábamos a los 100. Tuvimos que correr para el lado de las vías y colgarnos del tren a la pasada. Antes las hinchadas eran muy bravas”.

RECONOCIMIENTOS VARIOS
Cuentan que abril de 1976 vivía en una modestísima pieza sin baño en la calle 4 entre 71 y 72. A ese lugar llegó el entonces presidente Ignacio Ercoli junto a tres emblemas de los años ‘20 y ’30: Eduardo Sande, el “Moncho” Alberto Viola y Francisco Calabrese. Le llevaron alimentos y una ayuda económica. Su situación no era la mejor. A los pocos días, la Directiva decidió otorgarle un subsidio mensual hasta el fin de su vida.

En los años ’70, de izquierda a derecha: Alberto Zozaya, Felipe Montedónica, Roberto Sbarra, Francisco Varallo, Eduardo Sande y Luis Comasco.

 

El «Pincharrata» Felipe ingresaba de forma gratuita a la cancha, ya que la Comisión Directiva de aquella época le otorgó libre acceso a 1 y 57 y a la Sede Social. También fue acreedor de varias medallas por su fanatismo desinteresado. Fue amigo de futbolistas, directivos y otros simpatizantes que frecuentaban cada domingo el «Jorge Luis Hirschi». Y, todo aquel que lo conoció, lo caracterizó como una persona noble, trabajadora y de gran corazón.

 

Un par de años atrás, un grupo de artistas conocidos como “La Resistencia” comenzó a darle vida a la rica historia de la institución albirroja en las adyacencias del Jorge Luis Hirschi y le llegó tiempo al nacido en Olavarría, el hombre que cazaba ratas junto a su hermano en el viejo mercado de la plata y que desde sus jóvenes años se hizo presente en 1 y 57.

Fue a través de un mural. A una cuadra y media de esa esquina, en 2 entre 57 y 58, se ve la imagen de un hombre canoso persiguiendo una rata con un bolso al hombro cobra una relevancia notoria y pone luz sobre uno de los apodos más particulares del fútbol argentino, el de los “pincharratas”.

“Estudiantes me ha otorgado medallas, acceso libre a la cancha y a la sede. Inclusive me dan algo de plata. Pero mi mayor orgullo es que en la Sala de Trofeos de la Institución luce mi retrato para el recuerdo de todos mis amigos, los que me conocen y los nuevos que se van acercando y que se los bautiza con mi apodo: «Pincharrata», cerró aquella entrevista con el diario azuleño.

Felipe Montedónica lustró botas en la estación de trenes de La Plata hasta que falleció, el 8 de junio de 1987, a los 88 años.

 

 

Fue uno de los primeros en tener el ADN Pincharrata, y su apodo es mito y leyenda en la historia de Estudiantes de La Plata, el reciente campeón.

 

Fuentes: Medios partidarios de Estudiantes de la Plata, Diario El Tiempo de Azul , Raúl Andrioli y Family Search

NOTA: Las investigaciones tienen todo el rigor periodístico posible. Aún así el margen de error es importante. Por ello, toda información o documentos que corrija o complete una historia, es bienvenida. Gracias. OLAFUTBOL 

 

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